En marzo de 2016 y tras finalizar mi visa en India, el destino me llevó a Nepal por vez primera.
Mi plan inicial era otro muy diferente, pasar unos días en Katmandú tramitar la visa, y regresar nuevamente a India, pero la vida me tenía preparada alguna que otra sorpresa.
La estancia se alargó 90 días, pasando gran parte de ellos en Muktinath, una pequeña población ubicada en el valle de Mustang a 3.800 metros.
Muktinath es un destino espiritual, y un punto clave en el famoso trekking del Annapurna, siendo el primer pueblo al descender Thorong La Pass, a 5.416 metros de altitud.
Además de ser una parada imprescindible para senderistas y montañeros, este enclave sagrado recibe a diario a cientos de peregrinos hindúes que veneran a su deidad Vishnu en su templo ancestral.
El destino me llevó al Dream Home Hotel, donde conocí a Pirti, la protagonista de la historia y a sus padres, Palchom y Hanumam. Esta familia tibetana regentaba el hotel junto con Maytreya, un personaje muy carismático ukraniano, que a día de hoy seguimos teniendo el contacto.
Mi conexión con Pirti se hizo más fuerte, pasando de ser una simple turista a convertirme en parte de una familia. Un día Palchom, la mamá de Pirti, me comentó que no les alcanzaba a costear la educación de Pirti. Así que sin dudarlo, inicié una campaña en redes sociales, en menos de una semana logramos alcanzar los 900 €.
La solidaridad de tantas personas fue increíblemente emocionante.
En enero del 2017 enviamos 1.000 € nuevamente, y en abril de ese mismo año regresé a Nepal, y pasé tres semanas con la familia nuevamente en Muktinath.
En enero del 2018 la recaudación alcanzó el doble de nuestro objetivo.
En 2019 viajé nuevamente a los Himalayas junto con dos grandes amigos de aventuras, Nacho Arantegui y Yago de Mateo. Juntos hicimos el ascenso a las altas cumbres, viviendo nuevamente unas cuantas aventuras.
En el 2020, 2021 y 2022 enviamos nuevamente la cantidad necesaria.
En 2023 regresé por cuarta vez al país de las sonrisas y de la no queja, para entregar en mano a los papás de Pirti la recaudación, y también pasar unos días de retiro conmigo en las sagradas y majestuosas montañas de Nepal.
Nada de esto habría sido posible sin la ayuda de tantas personas solidarias. Gracias de corazón a cada persona que habéis aportado vuestro granito durante estos nueve años.
